(La presente es la tercera de una serie de columnas que tienen por objetivo analizar las propuestas de los candidatos presidenciales respecto al Trabajo. No es el interés de estas líneas una mera enumeración de propuestas, sino por el contrario, apoyarse en estas para desarrollar una reflexión de más largo alcance sobre las perspectivas y desafíos que tiene la clase trabajadora en cuanto a la elaboración de su propio programa político.)
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Vivimos una elección que muchos ya califican como una debacle para la derecha. El apoyo basal que había obtenido el sector los últimos 20 años se ha visto fuertemente mermado y las últimas encuestas dan entre un 14% a un 23% de apoyo a Evelyn Mathei.[1]
Pretender que es la emergencia de un personaje con cierto “carisma” como Franco Parisi lo que explica la actual crisis de la ultraderecha es una estupidez; pero también lo es el suponer que se trata de un personaje irrelevante, con un proyecto neutro e independiente en términos políticos.
Cabe hacerse la pregunta entonces, ¿Qué proyecto político esconde la figura del personaje en cuestión? ¿Puede realmente ser catalogado como un proyecto propiamente de derecha? La respuesta a ello se encuentra, evidentemente, no en su discurso sino revisando su programa de gobierno, y sobre todo sus propuestas referidas al corazón de todo modelo de sociedad: el trabajo.[2]
«La poca
profundización y
la forma
minimalista de
presentar sus
propuestas en
materia de
subcontratación
y trabajo
temporero deja
entrever las
tímidas
intensiones de
reformar las
actuales formas
de organización
del trabajo que
más perjudican
a la población
y favorecen la
acumulación»
De entrada destacan los ajustes simples y directos como el “ingreso mínimo ajustado” que a partir de un polinomio fijado por ley (el cual no especifica), permitiría un sueldo base de $260.000; y la propuesta de un aumento de la pensión básica solidaria a $120.000. Junto con esto, da especial énfasis a la idea de que las indemnizaciones laborales son insuficientes. Para ello propone eliminar los topes de montos y años vigentes en el Código Laboral en relación a las indemnizaciones por años de servicio[3].
Dentro de las propuestas en materias potencialmente más sustantivas, el candidato nos propone un perfeccionamiento de la ley de subcontratación, que lejos de buscar eliminar esta invención del capitalismo, busca legitimarla al proponer una “protección de los derechos efectivos de quienes trabajan en empresas contratistas”. Respecto al trabajo por temporada, históricamente el más precarizado[4], el candidato propone “establecer un régimen de protección reforzado”. La poca profundización y la forma minimalista de presentar sus propuestas en materia de subcontratación y trabajo temporero deja entrever las tímidas intensiones de reformar las actuales formas de organización del trabajo que más perjudican a la población y favorecen la acumulación.
En cuanto a la negociación colectiva, se propone ampliarla “facilitando” la negociación interempresas, y a esto le añade una asesoría jurídica y el acceso garantizado a información de calidad para los sindicatos. Respecto a los sindicatos mismos, busca fortalecerlos aumentando las penas para las prácticas antisindicales y dotando de un “estatus legal reforzado a los sindicatos”, esto último implicaría un sistema de “incentivos más claros para la sindicalización”. Esta ambigüedad e indeterminación que cruza la totalidad del programa, no puede ser casual. Dejar las cosas planteadas del modo en que lo hace tiene un objetivo muy claro: desplazar la responsabilidad del contenido de las propuestas al parlamento actual, que como es sabido, representa los intereses de los mismos que han gobernado durante los últimos 20 años.
En este marco, es importante entender que si bien una importante fracción de la base social de la derecha muy probablemente está llegando a su fin, la emergencia de Franco Parisi viene a demostrar que su proyecto de dominación de clase está lejos de desaparecer, tomando nuevas caras y nombres. En efecto, el candidato parece ser uno de los mejores representantes de una “nueva derecha”, que si bien plantea discursivamente ideas nuevas, no pretende cambiar estructuralmente en absoluto los aspectos que han sido característicos del sector y que configuran el núcleo de este sistema de sociedad injusto y criminal.
Al mantener la subcontratación, al no tocar lo temas controversiales que impiden una adecuada negociación colectiva (reemplazo de trabajadores, límites de temas negociables colectivamente) y sobre todo al no intentar cambios relevantes concretos en el código laboral, las propuestas en materias laborales de Parisi resultan más bien un voladero de luces; y permiten develar el matrimonio feliz entre sus ideas programáticas referidas al trabajo y el neoliberalismo imperante.
«Son esas soluciones
simples e intuitivas
las que quedan
reflejadas en su
programa de gobierno
en materias
laborales.
Soluciones como
mejorar el sueldo
mínimo y aumentar
las indemnizaciones
facilitan en
términos sencillos
la vida de los
ciudadanos, pero no
tocan en lo absoluto
la estructura
general del modelo,
y en algunos casos
incluso lo profundiza»
Para dilucidar cuál es el electorado al que está apelando este candidato con las propuestas señaladas, hay que entender que la derecha chilena durante los últimos años se ha constituido, en términos generales, en dos grandes tendencias. La primera tiene que ver con la herencia de un proyecto de clase, materializada en la dictadura y más cercana al fascismo que a la democracia en su inconfesable esencia. Es una derecha que apela a mantenerse en el poder limitando los mecanismos democráticos por medio de la herencia institucional y valórica Pinochetista. La segunda tiene que ver con el proyecto de Longueira de la UDI popular: preocuparse de los problemas reales de la gente. Es aquella derecha que se alimentó de los frutos de la despolitización forzada que dejó la dictadura, y que con lenguaje sencillo y atractivo busca solucionar lo inmediato de manera empática y sincera. Es una derecha con estructuras ideológicas más flexibles que la primera, pero con un paradigma en común: un Estado subsidiario y una economía “social” de mercado como ejes de la sociedad.
La base de la primera derecha, que al parecer no representa más de un 20%, se mantendrá leal a cualquier candidatura de la alianza, incluso frente a candidatos poco competitivos como Evelyn Matthei. Sin embargo es la segunda base de la derecha la que se ha abierto. Las razones de dicha apertura son variadas, y dan pie a otro análisis, pero lo concreto es que es ahí donde Parisi logra entrar.
Se define a sí mismo como socio-liberal,[5] y tiene la capacidad de explicar en un pizarrón en fácil, los abusos del sistema bursátil y bancario. Son esas soluciones simples e intuitivas las que quedan reflejadas en su programa de gobierno en materias laborales. Soluciones como mejorar el sueldo mínimo y aumentar las indemnizaciones facilitan en términos sencillos la vida de los ciudadanos, pero no tocan en lo absoluto la estructura general del modelo, y en algunos casos incluso lo profundiza.
¿Qué representa entonces Franco Parisi? Sin duda una amenaza para la derecha tradicional que se conformó al alero de la dictadura y que se supo mantener vigente los últimos 20 años. Pero también una amenaza para cualquier proyecto de cambio social desde la izquierda. El candidato es, sobre todo, un personaje que ocupó la arquitectura ideológica de este modelo, principalmente los medios de comunicación, para cooptar a un sector relevante de la clase trabajadora. Es responsabilidad de los proyectos políticos genuinamente clasistas combatir esta reinvención neoliberal y luchar por una repolitización del pueblo con un programa propio.
[1] Encuesta CEP: http://www.cepchile.cl/dms/lang_1/encuestasCEP.htm; Encuesta IPSOS: http://www.eleccionespresidenciales-2013.cl/2013/10/resultados-ultima-encuesta-ipsos.html
[3] Vale recordar que los trabajadores chilenos que reciben esta indemnización constituyen una fracción minoritaria.
[4] Sobre este tema se recomienda revisar Contrapuntos N°2, entrevista a Diego Piñeiro: https://cipstra.cl/webantigua/contrapuntos-diego-pineiro/
[5] Entrevista a Parisi donde se define como socioliberal: http://www.youtube.com/watch?v=wIGcGsyHYCk