El espíritu antisindical de la burguesía y el rol de la CUT

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Por Gabriel Rivas
 

Recientemente la presidenta Michelle Bachelet ha firmado el proyecto de Reforma Laboral que enviará a ser discutido al Congreso. Más allá de los debates sobre los alcances reales que tendrá esta tímida propuesta, en la presente columna queremos ilustrar el rol de dos de los principales actores sociales involucrados: la CUT y los empresarios.

Diferentes posiciones en torno a la reforma

Como señalamos en nuestra última minuta[1], la reforma laboral ha pasado de ser una pequeña luz de esperanza para la organización de los trabajadores a un impotente ajuste que deja los principales pilares del Plan laboral de 1979 intactos. Incluso es verosímil pensar que las modificaciones que contempla el proyecto perfeccionen esta perversa trampa legal del empresariado. Las razones de esta moderación, de las ya tibias medidas iniciales, se explica al calor del debate abierto en los meses de septiembre y octubre de este año que muestran cómo las presiones de este sector fueron ganando terreno ante una débil o nula presión de los trabajadores, dando cuenta de un claro espíritu antisindical arraigado fuertemente en el empresariado y que expresa la clara conciencia de clase de los sectores dominantes.

Apenas emergía el debate las organizaciones empresariales e intelectuales como Sebastián Edwars, han venido sosteniendo que “la reforma laboral haría aún más inflexible el mercado laboral chileno»[2], entendiendo que la supresión de la facultad organizativa de los trabajadores ha hecho una “contribución sustancial -y en un ambiente de baja conflictividad laboral- al sostenido proceso de incremento de los índices reales de remuneraciones en las últimas décadas”[3]. Estas ideas se han visto reforzadas por opiniones como las del presidente de la CNC, el cual señala que “nos preocupa demasiado que se vaya a generar una legislación que va en función más de los sindicatos que del trabajador»[4]. En esta línea, se busca desplazar el eje de la discusión como bien lo expresan las palabras del  timonel de la CPC, quien ha puesto énfasis  en que “una agenda laboral debe apuntar a más y mejores empleos, mejores remuneraciones y aumento de productividad de las empresas. Esa combinación virtuosa es la que debemos buscar»[5], dejando de lado el rol que puede cumplir el sindicato en la mejora de la calidad de vida de los trabajadores.

De forma bastante explícita, los sectores más duros de la burguesía son conscientes que el “éxito del modelo” ha tenido como variable significativa el ejercicio permanente y sistemático –legalizado- de impedir que los trabajadores se organicen como fuerza colectiva y, tal como se muestra, están lejos de ceder terreno tan gratuitamente. La debilidad actual del sindicalismo, la estrechez legal y trabas que paralizan la organización de los trabajadores les permite este descaro. La cadena está aún bien puesta y, por más descontento que estén los trabajadores, poco y nada pueden hacer.

En esta misma línea se han cuadrado los capitalistas más pequeños. Dejando de lado la competencia con los grandes, entienden la importancia de hacer frente común a la posibilidad de que los trabajadores se constituyan como sujeto colectivo. Es así que también han puesto el grito en el cielo, declarando que esperan que la reforma laboral no los incluya o les permita facilidades, lo que implica, de facto, que al menos 4 millones de trabajadores queden excluidos[6] de potenciales mejoras de su situación organizativa y derechos colectivos. Con todo, no es extraño que tanto los grandes empresarios como los pequeños se escuden en la situación económica que implica una baja en la inversión y una baja en la productividad de las empresas[7].

Las fuerzas auxiliares[8].

Al “otro lado” de la vereda, se encuentran los representantes de los trabajadores, los cuales han sido incapaces de enfrentar con firmeza este espíritu patronal. La CUT, desde que inició el gobierno de Bachelet, ha mostrado un alto grado de complacencia con el gobierno[9]. El PC, incapaz de incidir en la correlación de fuerzas que constituyen la Nueva Mayoría, ha terminado ubicado a la central en una posición subordinada a los intereses de los empresarios, al ser éstos los que, en la práctica, tienen la última palabra respecto a la política del gobierno.

Aun así, durante septiembre de este año la CUT convocó a una paralización con el objetivo de «salirle el paso a los empresarios y a algunos sectores de Derecha» los cuales se oponen a una reforma laboral, sosteniendo, además que desde el Gobierno no consideran los 27 puntos que plantea la multigremial, y que solamente se habla de 9. Es más, la CUT llegó a sostener que «al parecer la reforma laboral la vamos a tener que ganar con un paro nacional». Bajo esta línea, la CUT llamó a todos los trabajadores a que se sumen a las movilizaciones, puesto que según su opinión «los trabajadores en la calle van a ganar cosas, mirando por la tv no van a ganar nada». Dicha marcha contó con la participación de unas 10 personas, según la prensa oficial[10].

Esta determinación de la mayor central sindical cambió al avanzar el debate. Frente a cómo el gobierno planteó las cosas, la CUT prefirió retroceder y el ánimo de movilización cambió por una mera voz ligeramente crítica y que se expresaba en función de las señales del gobierno durante el dialogo con los “diferentes actores”. Como explica  Figueroa, las declaraciones de la ministra en un seminario de la Universidad Alberto Hurtado, sembraban “una sombra de duda respecto de lo que entendíamos que ya había sido acordado”[11]. Es así que la molestia de la timonel de la central se tradujo en la urgencia de desarrollar “a la brevedad una reunión entre la CUT y los ministros que comprometieron su firma en el protocolo de salario mínimo” buscando “avanzar en la redacción de un proyecto de ley que salde la deuda del Estado de Chile con los trabajadores y las trabajadoras en materia de organización sindical”[12]. Sin embargo, en el marco de estas conductas ambiguas, en medio de una tendencia a la moderación, la CUT aún señala, confusamente, que a pesar de todo no se siente satisfecha con la reforma y ¡podría no apoyarla! [13] Más allá de las declaraciones, al parecer la CUT (junto al PC) no ha logrado superar su posición auxiliar. Este rol adquirido en el proceso de transición a la democracia, no ha hecho más que profundizarse con la entrada del PC a la NM. Basta mirar el desempeño de este partido y de la central en el conflicto de los profesores, hoy en curso.

¿A qué le temen los empresarios?

Hay que tener claro que este espíritu anti sindical expresado en el debate en torno a la reforma laboral de la NM no tiene que ver necesariamente con que el sindicato sea una organización antagónica por esencia a la acumulación capitalista, al contrario, el sindicato puede perfectamente ser complementario a los intereses del capital, como se ha demostrado en diferentes países donde estas organizaciones conviven pacíficamente.

Al parecer, no sería arriesgado sostener que el temor que expresa este ánimo de las clases dominantes tiene que ver más con las posibilidades que abre el sindicalismo, sobre todo en torno al desarrollo de la conciencia política de los trabajadores. Si bien tal proceso no se deriva de manera mecánica del hecho de que los trabajadores estén organizados, su simple existencia como un cuerpo colectivo organizado aumenta la probabilidad de que la clase, como conjunto, entre a la lucha política y complique las formas de dominación de la burguesía. El espíritu anti sindical que hoy predomina en el debate en torno a las reformas tiene que ver, fundamentalmente, con el esfuerzo sostenido de los empresarios por anular y contener la posibilidad de que los trabajadores se politicen y conviertan en un sujeto que no sólo sea capaz de colocar sus intereses sobre la mesa, modificando las agendas de gobiernos o llegando incluso a impactar en las variaciones del régimen de gobierno. El gran temor es al futuro, a que los trabajadores, una vez más, seamos capaces de amenazar el dominio de los que hoy están en el poder con un proyecto independiente y antagónico a los intereses del capital.


[1] https://cipstra.cl/webantigua/minuta-de-temas-laborales-n2/

[2] http://www.latercera.com/noticia/negocios/2014/10/655-602073-9-sebastian-edwards-afirma-que-reforma-laboral-hara-mas-inflexible-el-mercado.shtml.

[3] http://www.latercera.com/noticia/opinion/editorial/2014/10/894-601596-9-flexibilizacion-de-la-reforma-laboral.shtml.

[4] https://www.df.cl/noticias/economia-y-politica/macro/cnc-sincera-que-reforma-laboral-es-pro-sindical-y-espera-reunion-con-blanco/2014-11-12/232955.html

[5] https://www.df.cl/noticias/economia-y-politica/gremios-laboral/santa-cruz-y-agenda-laboral-lo-que-nos-hace-problema-es-que-las-cosas-no-se-hagan-bien/2014-11-10/084539.html.

[6] http://www.lanacion.cl/noticias/economia/pymes/emprendedores-piden-excluir-a-las-pymes-de-la-reforma-laboral/2014-11-04/163202.html

[7] http://www.latercera.com/noticia/negocios/2014/10/655-602073-9-sebastian-edwards-afirma-que-reforma-laboral-hara-mas-inflexible-el-mercado.shtml.

[8] Sobre este tema, ver, por ejemplo, https://cipstra.cl/webantigua/el-bloque-historico-en-chile-y-politica-sindical/

[10] http://cnnchile.com/noticia/2014/09/04/cut-marcho-en-santiago-en-demanda-de-un-fortalecimiento-del-sindicalismo-y-la-negociacion-colectiva

[11] http://www.elmostrador.cl/pais/2014/10/29/ministra-del-trabajo-manda-senal-a-los-empresarios-y-descarta-sindicalizacion-unica-y-automatica-en-la-reforma-laboral/

[12] http://radio.uchile.cl/2014/11/03/cut-llama-al-gobierno-a-clarificar-tenor-de-la-reforma-laboral

[13] http://www.elmostradormercados.cl/kiosko-bolsa/reforma-laboral-prohibira-extension-de-beneficios-y-reforzara-figura-del-adherente/